viernes, 26 de octubre de 2012

¡Pecho a todo!





Beato Gregorio Escobar, OMI, recién ordenado

“¡Pecho a todo! Me dice (mi) padre en la carta.  ¡Pecho a todo! Por mi parte estoy en ello. Siempre me han conmovido hasta lo más hondo los relatos del martirio que siempre han existido en la Iglesia, y siempre al leerlos un secreto deseo me asalta de correr la misma suerte que ellos. Ese sería el mejor sacerdocio a que podríamos aspirar todos los cristianos, a ofrecer cada cual a Dios su propio cuerpo y sangre en holocaustos por la fe ¡Qué dicha sería la de morir mártir! Pero no. Las izquierdas en España  nos quieren tan mal que ni ese bien nos harán. Demasiado saben que con persecuciones violentas poco o nada han de sacar. Su sistema ha de ser muy otro, sin duda. Aparentarán mansedumbre, para ir asestando golpe tras golpe al catolicismo; pero sin ruido, para que no se despierten las conciencias rectamente católicas”.

Así escribía el Beato Gregorio Escobar poco antes de su ordenación presbiteral y de su martirio. El P. Escobar nació en Estella, Navarra, el 12 de septiembre de 1912 y al día siguiente fue bautizado en la iglesia parroquial de san Pedro de la Rúa, donde su padre ejercía de sacristán. Ingresa en el seminario de los Misioneros Oblatos gracias a la orientación y ayuda de un celoso sacerdote, Don José Mª Sola, a quien le quedará por siempre muy agradecido. A los 16 años y antes de comenzar el noviciado asiste a su madre en el lecho de muerte. Su padre, viudo y con varios hijos, le consulta a la hora de contraer segundas nupcias. Gregorio lo anima a dar ese paso. Así la señora Carmen será su segunda madre. Tras hacer la oblación perpetua y sin haber terminado sus estudios, es ordenado sacerdote el 6 de junio de 1936. Mes y medio más tarde será hecho prisionero y posteriormente, el 28 de noviembre, martirizado. No pudo dar a su familia el consuelo de celebrar la primera Misa en el santuario de Ntra. Sra. del Puy, patrona de Estella.

Escribió muchas cartas. Transcribimos algunas a continuación.

Cartas del Beato Gregorio Escobar

  A D. José Mª Sola, sacerdote de Estella y párroco de Luquin.

“Noviciado de la Purísima - PP. Oblatos de M.I.
Las Arenas 20 de Abril de 1930 (Vizcaya)

            Sr. D. José María Sola
            (Estella)
                                  
Estimado don José María:
              El año de prueba (el noviciado) sigue tranquilo su curso y se va ya deslizando. ¡Cómo anhelo darle término para consagrarme a Dios por entero!. A veces cuando considero las obligaciones de religioso me entra cierto temor, pues me considero sin fuerzas para tanto. Pero enseguida me acuerdo de que Dios ha de estar a mi lado para ayudarme y así cada vez me siento más animado. Pienso a menudo seriamente en todas las circunstancias que prepararon mi primera entrada en el Convento de Urnieta eso sirve para convencerme de que Dios me quiere aquí y no en otra parte. Y si no, ¿por qué resultaron vanas las gestiones que, antes de pensar en otro sitios se hicieron para meterme en el Seminario?. ¿Por qué cuando escribió Vd. a Javier contestaron que no había sitio? No me cabe la menor duda. Todo esto Dios lo dispuso así, estoy por tanto plenamente convencido de que Dios me quiere aquí. El me dará, pues, todas las
gracias que necesite para abrazar con valor la vida a que me ha llamado. Sé además quién pide a Dios para mí estas mismas gracias y esto me alienta grandemente. Siga pidiendo para que Dios mantenga en mi este ánimo que ahora siento; porque si Dios me faltara un momento, ¿a dónde iría yo a parar? Yo también pido aquí  frecuentemente al Señor le conceda la prudencia y la ciencia que se requiere para dirigir a las almas, sobre todo si, como las que usted dirige, se dedican especialmente a conseguir la perfección, Que el Señor le conceda felicísimas Pascuas. Su Afmo. en Cristo y M.I.                              
                                 G. Escobar.
P.D. El día 15 de Agosto (D. m.) haré los primeros votos. Ruegue a Dios por mí en el Santo Sacrificio.”

D. José María Sola, nos hizo llegar este otro texto de una carta que Gregorio le escribió desde la milicia

“...Aquí copiare el trozo de la carta que me escribió en la milicia, que más interesa.
            Dice así: “ Bendición y acción de gracias mentales a las comidas y el rezo del Santo Rosario que suelo hacer en la cama. Misa y comunión hasta ahora únicamente los Domingos que he pasado aquí. Además casi todos los días por la tarde procuro visitar alguna iglesia, con preferencia la de S. Ignacio, en que está el Santísimo expuesto todo el día. Esto lo hago durante las dos horas que tenemos de paseo todos los días. Esta es aquí mi vida religiosa. En lo material por ahora, durante el período de instrucción mucho trabajo. El rancho me gusta y como abundante. Estoy con otros dos de mi convento. Hemos visitado al Vice - rector del Seminario, que nos ha dado facilidades para pasar algún rato con él.
            Así mismo he visitado otros conventos, pero como no conocemos a nadie... Con D. Felipe Elguizábal hemos estado también. Tiene amistades entre la más alta oficialidad del Regimiento y por su medio esperamos conseguir, en terminando la instrucción, oficinas de Comandancia. Así nos será más fácil salir todos los días a oír misa y demás. Creo que entonces será una cosa máxima siendo como es la oficialidad muy de derechas. “Illuminare” puede seguir mandándose a Justo si no le es grave. Si se le ocurre algún medio cómo pueda hacer mejor y más ejercicios de piedad no deje de comunicármelo. Hasta la suya. Suyo Afmo. en Cristo y María I.
                                                                       Escobar.”

Hasta aquí la carta de Gregorio. Como inutilicé lo anterior, no sé donde está escrita ni en qué año. Parece que estaba en Pamplona.” (José María  Sola)

A D. José Mª Sola antes de recibir el sacerdocio.

Mayo 26-36
Sr. D. José María Sola
(Luquín)

Amadísimo Don José María:
                                               Por fin la noticia que ha estado usted esperando durante doce años. Esta mañana he pasado el examen canónico previo al Sacerdocio que recibirá – D. m. – el 6 del próximo Junio, con un año de dispensa de estudios. ¿Será menester que haga de nuevo la protesta del más sincero agradecimiento por la parte que a usted reservó el Señor en la realización de sus designios amorosos conmigo? Creo de más provecho hacerlo ante Él en el momento de mi primera Misa y lo haré. Al ir repasando la lista de oro de los muchos que habiéndose interesado por mi durante mi carrera comparten ese día mis alegrías, no olvidaré, que sin V. no hubiera tal vez, casi con seguridad, pasado de uno de tantos jóvenes que son la incógnita del mañana, incógnita bastante angustiosa por cierto; no olvidaré que tal vez a sus oraciones debo la elección que empezaron conmigo en el Juniorado de Urnieta, de ellos 11 hicieron la primera profesión; de los 11 sólo siete la perpetua; de los 7 soy el cuarto que llega al Sacerdocio, los otros tres no tardarán. Como ve es un cúmulo de beneficios que Dios me ha ido otorgando, y para explicármelos no tengo, aparte de su Bondad infinita, más que las oraciones de quienes por mí se han interesado tanto y mis muchas miserias que hacen más patente Su Dignación.

Pidiéndole la ayuda de sus oraciones y ofreciéndoles las mías me despido todo suyo en Cristo. y M.I.
                             G. Escobar.”




                                Cartas a la familia

A su padre pidiéndole la bendición para su oblación perpetua

Noviembre 10, 1935                                                     

S. Pedro de la Rúa, donde su padre era Sacristán

Amadísimo padre:

            Hace poco más de cinco años le escribí desde Las Arenas donde entonces me encontraba una carta pidiéndole su bendición para consagrarme a Dios en la Congregación a que hace ese tiempo pertenezco. Se trataba de una Profesión temporal que he venido renovando cada año. Ahora, al tener que hacer de nuevo la Profesión, no ya para un año sino para toda mi vida, quiero que tampoco me falte; quiero que Ud. se asocie voluntariamente al sacrificio; quiero que al sacrificar yo mi existencia a Dios ante el altar, ante la Hostia consagrada, Ud. se una a este sacrificio, renunciando a uno de sus hijos para entregárselo a Dios, a cuyo servicio ha de dedicarse para siempre. Por eso renuevo hoy en esta carta la petición que le hice hace cinco años: le pido su bendición que tan de buen grado me dio entonces. ¡Qué bello es el espectáculo que ofrece a Dios un padre renunciando por Dios a uno de sus hijos! Hace poco más de un mes vio Ud. marchar de casa a uno de sus hijos. Era una fruta madura que tenían que desprenderse por su peso del árbol de la familia. Es la naturaleza. Era pájaro formado y tenía que hacerse su nido. Lo pedía la naturaleza y Ud. no tuvo más remedio que dejarle ir. Lo reclamaba una mujer.
            A mi es Dios quien me llama. Me parece que Dios bien se merece que se haga el sacrificio que se ha hecho por una mujer, porque lo reclamaba la naturaleza.
            Es verdad que Antonio queda cerca, que un día no tardando mucho le presentará sus hijos que lo consuelen con su cariño el sacrificio que ahora ha hecho.
            Yo... ¿quién sabe? Tal vez por Dios tenga que ir lejos. Pero yo le aseguro que por muy lejos que yo vaya ningún hijo ha de tenerle más cerca que yo; porque he de llevarle siempre en el corazón y si no le he de poder presentar hijos naturales con cuyo cariño se consuele, donde quiera que me halle tendré muchos más hijos que ninguno de mis hermanos; porque el sacerdote es padre de los fieles; y a esos hijos les diré: ¿sabéis por qué estoy con vosotros sacrificándome por vosotros? Porque mi padre se sacrificó primero entregándome a Dios; y entonces ellos si son agradecidos, que han de serlo, se lo pagaran con oraciones: ¿no es esto mucho más bello?
            Bien se yo que no necesitaba decirle nada de esto porque el sacrificio lo ha hecho ya hace años; pero he querido que supiera las ventajas de tener un hijo en el estado religioso y dentro de poco en el Eclesiástico. ¿Cuándo? Todavía no se nada fijo y hasta que no sepa una fecha concreta prefiero no decirle nada. Lo que hay de cierto es que antes que acabe esta curso seré por lo menos Subdiácono.
            Yo sigo muy bien me mantengo poco más o menos como cuando vine. Ahora preparándome a sortear el invierno, que se nos está echando encima, lo mejor que pueda. ¿Y por ahí qué tal? Recuerdos a todos. No deje de encomendarme a las oraciones de las monjitas para el día 26. Le abraza su hijo

                                   G. Escobar omi.

P.D.- Cuide bien a la Josefina aunque tenga que gastar algo; porque a la edad del desarrollo en que está si no se alimenta bien puede acarrearle graves consecuencias para el porvenir. Haga que la vea el médico. Quizá con algún reconstituyente... Máximo ¿qué hace? Le felicito por su buena suerte.


Persecución contra la Iglesia y anhelo de martirio


Padres Oblatos
Escolasticado del Pilar                         
Pozuelo de Alarcón
(Madrid)  Marzo 1 - 36
           
¡Pecho a todo! Me dice padre en la carta.  ¡Pecho a todo! Por mi parte estoy en ello. Siempre me han conmovido hasta lo más hondo los relatos del martirio que siempre han existido en la Iglesia, y siempre al leerlos un secreto deseo me asalta de correr la misma suerte que ellos. Ese sería el mejor sacerdocio a que podríamos aspirar todos los cristianos, a ofrecer cada cual a Dios su propio cuerpo y sangre en holocaustos por la fe ¡Qué dicha sería la de morir mártir! Pero no. Las izquierdas en España  nos quieren tan mal que ni ese bien nos harán. Demasiado saben que con persecuciones violentas poco o nada han de sacar. Su sistema ha de ser muy otro, sin duda. Aparentarán mansedumbre, para ir asestando golpe tras golpe al catolicismo; pero sin ruido, para que no se despierten las conciencias rectamente católicas.
            Medidas represivas irán viniendo. Que procurarán hacernos prácticamente imposible la vida parece que debemos esperarlo. En cuanto a medidas violentas y terroríficas, por lo que les conviene creo que tendrán que desistir. Lo cierto es que por el momento parece se contentan con celebrar el triunfo con manifestaciones callejeras tan de su agrado. Aquí, en el barrio que habitamos, en que predomina con mucho la gente obrera, ganaron las izquierdas por menos de 20 votos y eso debido a que el 25% de las derechas se abstuvieron. Parece que para celebrar el triunfo, tan a duras penas obtenido, celebraron una merienda en camaradería.
            Nosotros no podemos estar más tranquilos. De Madrid, a pesar de estar tan cerca que lo vemos desde cualquier ventana, no nos llegan ni rumores. Los del barrio no pueden ser más pacíficos. Ni una palabra nos dicen cuando nos ven de paseo. Al contrario yo diría que  hasta nos saludan más espontánea y campechanamente que antes.
            Así que no somos nosotros los religiosos los que más expuestos estamos. Peor lo han de pasar a mi ver los simples católicos.
            Yo temo sobre todo por Navarra  (…). Yo sé de un pueblo de Navarra, muy cerca de Estella, en que los niños no van a la escuela hace tres meses porque les pusieron un maestro indecente que educaba a los niños a lo soviet. En Luquin la gente ha tenido suficiente buen sentido y aún mucho catolicismo para retraer los niños de la escuela y consentir antes el analfabetismo que la a-religión o la irreligión; pero, en parecidas circunstancias ¿harían lo mismo en todos los pueblos de Navarra? Sería verdaderamente desconsolador que una provincia como Navarra, de rancio abolengo católico, cayera ahora en manos de autoridades y pedagogos de izquierdas.         
            Por Dios, padres, les ruego que por ningún concepto pisen mis hermanos, o mis hermanas las escuelas del Estado, desde el momento que sepan que allí se enseña algo inconveniente a la Religión o a las buenas costumbres. Prefiero mil veces que mis hermanos sean analfabetos a que sean irreligiosos o degradados.
           
Un abrazo a todos de su amantísimo hijo, hermano y primo.


Con ocasión de la próxima ordenación de diácono y sacerdote

4 de Mayo, 1936

Queridísimos padres, hermanos y primos:
                                               Mi última carta les alarmó según he visto por las suyas, de Antonio y de la madre y en la que de la última recibí me decía que les expusiera claramente lo que había.

            Primeramente creo que me han entendido mal. En mi última carta no les decía que no iría a cantar misa a Estella, sino que probablemente no iría este año, esto no quiere decir que no haya de ir el que viene.
            Esto es todo lo que les puedo decir ahora: en primer lugar no sé todavía la fecha exacta en que me ordenaré de sacerdote; porque antes he de ordenarme todavía de diácono. Y como el señor obispo de Madrid no confiere órdenes más que una vez en el verano, el 6 de Junio, tenemos que buscar otro obispo que lo haga antes o después del 6 de Junio. Caso de que lo hiciera antes, entonces el 6 de Junio me ordenaría de sacerdote. Si lo hiciera después, el 6 de Junio me ordenaría en Madrid de diácono, y de sacerdote cuando ordenara el otro obispo. Pero como digo, hay que buscarlo, cosa que en estos tiempos es un poco difícil, porque estando como están las cosas no vienen fácilmente a Madrid y si vienen es de incógnito, así que no hay quien los encuentre. Yo sin embargo confío que en todo el verano ya se dejará ver alguno.
            Resulta que voy a ser ordenado un año antes de acabar los estudios. Si se han fijado desde que les vengo anunciando que me ordenaría este año les hablaba únicamente de ordenación sin mentar para nada el ir a casa porque ya preveía que no iba a poder ser este año. El miércoles pasado estuve hablando con el reverendo padre superior sobre ello y me dijo que también otro que está en el mismo caso que yo lo ha pedido y que tenía que tratarlo con el reverendo padre provincial, pero que ya de antemano podía responderme casi seguramente que no; porque no siendo costumbre en nuestra congregación, no podían concedernos concedérnoslo a nosotros sin una causa especial que lo justificara, so pena de tener de concedérselo a todos los que después vinieran, a lo que no están dispuestos.
Todavía pienso acudir al  reverendo padre provincial por carta aunque con pocas esperanzas de obtener lo que ustedes y yo deseamos. Yo por mi parte nada puedo hacer más que exponer lo que a mi modo de ver son motivos, y después obedecer a mis superiores según se lo tengo prometido a Dios con juramento el día de mi Profesión. Como ven todavía, aunque pocas, queda alguna esperanza de que vaya este año. Rueguen a Dios para que si es de su agrado se conviertan en realidad, y si no, no hay más remedio que tener paciencia y esperar un año más; pero de ninguna manera queramos oponernos a la voluntad de Dios que se manifiesta por mis superiores. Apelo a su espíritu cristiano para pedirles, si Dios lo exige, un sacrificio más. A quienes los han hecho mayores no debe importarles este; porque al fin y al cabo cantando la misa en Estella, que es lo que queremos todos, y eso seguro lo tenemos, ¿qué más da que antes haya rezado más o menos misas?. Es solo cuestión de esperar un año más, y ese, si Dios lo exige, Él se encargará de conservarnos a todos la salud. Hágase ante todo su voluntad santísima.
            Ya sé yo que esta carta no les ha de satisfacer y que sin duda les daré con ella un disgusto. Harto siento yo no poder darles noticias en conformidad con lo que todos deseamos. Yo soy el primero en sentirlo. Por eso les ruego por Dios que no se enfaden conmigo, y en vez de escribirme a mi lamentándose, cosa con la que no habrían de lograr más que darme un mal rato, escriban directamente a mi superior, si encuentran alguna causa que pueda justificar una excepción a la regla general de no ir antes de acabar los estudios impuesta por la costumbre de nuestra congregación.

            Un abrazo estrechísimo a todos.
                                                          
            En adelante en las cartas que me escriban pongan la dirección así:
                        Sr. D. Gregorio Escobar.
                        Villa del Pilar.
                        Pozuelo  de Alarcón (Madrid).

            Nada de Oblatos, ni de Escolasticado. Es para evitar retrasos que a veces se impone a nuestra correspondencia algún empleado de correos desaprensivo.


A sus padres sobre la posibilidad de ir a Estella

Mayo- 29, 1936

            Queridísimos padres:

            Me preguntan que si iré o no iré a Estella. Ya les dije en una de las mías que eso no dependía de mi voluntad. Para responderles tendría que repetir lo que les dije, creo que no es necesario.
           
             He estado de nuevo con mi R.P. superior preguntándole sobre eso. Me dice que nada han determinado todavía, que tendrían en cuenta las razones que usted daba, pero que probablemente no podrían concedérmelo. Yo, aunque no tenga esperanzas de conseguirlo, por complacerles en lo que pueda hablaré al reverendo padre provincial haciendo hincapié en lo de la edad de la abuela. No piensen que aquí pasa nada malo. No es por nada malo por lo que no voy. Estén sin cuidado. Como ya les dije es únicamente porque no he terminado los estudios y en nuestra Congregación no hay costumbre de ir a casa antes de terminarlos.

             Por lo demás ya les dije que cantaría ahí la misa. Todo está en esperar un año más. ¿Y Dios que nos exige este sacrificio no nos ha de dar a todos ese año más de vida?. Yo así lo espero. Si otra cosa dispone su voluntad divina, bendita sea. Y crean que lo que les digo es la verdad ¿qué interés se me seguía de engañarles?, no se hagan, pues, caso de lo que les digan los curas, que de ordinario no suelen saber palabra de las costumbres y modos especiales de vida de las casas religiosas.

            De eso suelen saber tanto como el común del pueblo. Y si no, la prueba. Estoy casi seguro que ninguno de los curas de Estella ha visto en el seminario que uno se ordene antes de acabar los estudios y es sin embargo mi caso y en los conventos sucede con frecuencia. Y de esto no quiero hablar más.

Y ya, queridísimos padres, solo espero el día en que teniendo al Señor en mis manos después de haberlo consagrado yo mismo, le pida con cada latido de mi corazón por los seres que más quiero en la tierra.

            Mi primera bendición sacerdotal será para ustedes, para ustedes mi primera misa y lo mejor de mi ministerio será siempre para ustedes. ¿Qué importa, pues, que tardemos un año más en vernos?. Un año más no es nada cuando se tiene la seguridad de estar siempre unidos, corazón con corazón, en el de Jesús fuente de todas las misericordias.

            Adiós queridísimos padres.

            El más estrecho abrazo de su hijo:

                        G. Escobar, omi.
                       
 A su familia, expresando el deseo de su inminente ordenación sacerdotal

31 – Mayo 1936.

            Queridísimos padres, hermanos y primos:

            Con fecha 29 del pasado fue mi última y aunque en la que escribí después a Antonio les decía que no esperaran carta mía hasta el santo de Máximo aquí me tienen, aprovechando de que forzosamente tengo que escribir al Sr. Párroco de S. Pedro para que anote mi ordenación de subdiácono en los libros de la parroquia; porque al fin, como les anunciaba en la de Antonio he sido ordenado en la misma capilla de siempre, (la del seminario de Madrid) por el Sr. Obispo de esta diócesis. En adelante, ya que puedo asistir con dalmática en las Misas Solemnes. Cada vez me encuentro más cerca del fin y cuanto más cerca, más deseoso de que llegue. Dos compañeros míos se ordenaron de sacerdocio y antes de ayer les hemos festejado su primera misa rezada. En cuanto a mí, repito que los meses se me harán siglos mientras no llegue el día. Ayer, en paseo, pasé un rato deliciosísimo, pues fueron mis compañeros comentándome al detalle la dicha que experimentaré esos días. Y si tanto se gozo sólo con pensar en ello ¿qué será cuando sea realidad? Y ya estoy muy cerca. Soy el primero que me toca llegar de los que quedamos aquí, seguramente en el verano. No sé la fecha precisa; tal vez el 6 de Junio. Estoy tan cerca que hasta me proponen sermones para el verano próximo.

A su "madre" (*), recordando la visita con ocasión de su ordenación.

14 – Julio - 1936                                                          

            Queridísima mamá:

            Antevíspera de su onomástico me pongo a cumplir gustosísimo mi deber. Hace poco más de un mes como me lo recordaba en su última estábamos juntos. Días inolvidables aquellos ¿se acuerda? Recuerda cuando el día 5 les sorprendí cuando menos me esperaban casi dormidos en aquel sofá del recibidor. ¿se acuerda cuando al día siguiente nos juntamos a la espera del auto? Mucho antes de llegar allí ya yo le había visto y se creyó el Rev. P. Superior darme una gran noticia cuando poco antes de juntarnos me dice: “ahí te esperan tus padres” y hacía casi 10 minutos que no miraba a otro sitio. ¿Recuerdan como durante la ordenación me tocó estar frente a Vdes.? Fue una industria mía porque así me veían y les veía. ¿Se acuerda de las mañanas que pasamos a la sombra de las acacias detrás de la casa mirando al monte? ¡Qué buenos ratos pasamos! ¿No? ¡Qué buenos ratos a la hora de las comidas recogiditos en aquel recibidor tan fresco! ¡Qué buena tarde la que pasamos el 7 corriendo por la propiedad de la Sra. Rosario Larrainzar, a pesar de la rozadura (¿ya habrá desaparecido, no?) Y a la mañana  siguiente, ¡qué rato con las monjitas! Ya ve usted; todo lo recuerdo y cómo no, si hasta los árboles me dicen cuando me pongo a la sombra: “¡aquí estuvieron ellos!” y hasta la cama al chirriar cuando me acuesto parece que me dice: “¿te acuerdas? Ella, tu mamá, me hizo un lunes 8 de junio”.
            Y ahora, después de un mes al felicitarle su onomástico y recordar todo aquello me parece que aún lo estoy viviendo. Pero me desengaño pronto porque al recorrer uno por uno todos aquellos pasos llego forzosamente al último y entonces lo dejo; ya no quiero recordar más. Les vi llorar. Yo tuve que echar mano de toda mi fuerza de voluntad, porque me propuse mostrarme siempre alegre, para poner un poco de serenidad en el momento de la separación que ya me veía yo lo que iba a suceder, y lo conseguí, aún a costa de cogerme el corazón con las dos manos.
            ¡Mil felicidades, pues, querida mamá! Como le prometí, ese día la misa que celebre será por V. Por V. todas mis oraciones, todos mis méritos del día. Me es muy simpática la Virgen del Carmen. Por aquí la tienen mucha devoción. Casi llega a supersticiosa, porque hay muchos que no pisan la iglesia más que el día de su fiesta. Ahora le están haciendo en la parroquia una novena solemne con sermón diario a cargo del Rev. P. Monje omi que V. conoce.
                                                                                                    G. Escobar, omi.
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(*) Madre entre comillas, porque es la segunda esposa de su padre.



FOTOS: 1ª  Estella, 2ª  Virgen del Puy, 3ª San Pedro de la Rúa, 4ª La misma iglesia restaurada, presente el Arzobispo de Pamplona, D Francisco Pérez González.




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