miércoles, 20 de febrero de 2013

Siempre contento, incluso en la prisión




En una entrega anterior (Noviembre 2012) ya hemos publicado en este mismo Blog “El sueño de Serviliano”, haciendo referencia a uno de sus poemas dedicado a las espigas que crecían por tierras de Castilla soñando con ser el Pan Blanco de las almas, convirtiéndose en hostias para la comunión eucarística. Allí trazamos unos rasos de su semblanza.
Hoy le toca el turno al Beato Eleuterio Prado Villarroel,  hermano de Máximo Prado OMI (el del centro de la foto), nacido cuatro años antes que él, y que fue por largos años destacado misionero popular en Texas. Después entregaría su alma a Dios (30 de Octubre de 1977) en la casa oblata de Pozuelo de Alarcón.

Eleuterio, o Teyo como familiarmente se le llamaba, nació el 20 de febrero de 1915 en Prioro, Montaña de León, pueblo pastoril donde los haya y no menos famoso por ser una exuberante cantera de vocaciones consagras. En familia se cultivaba la devoción a Jesús Eucaristía y a María Inmaculada. Su madre, “tía Dominga”, que tenía fama de santa, era muy conocida no sólo en Prioro, sino también en los pueblos vecinos como apóstol de la Eucaristía y fundadora de varios coros de las llamadas “Marías de los Sagrarios”, movimiento que aún perdura y que fomenta la devoción al Santísimo Sacramento.
Desde niño se sintió llamado a seguir los pasos de su hermano Máximo. Ingresó en el seminario oblato de Urnieta para hacer los estudios secundarios y, terminados éstos, en los que había encontrado cierta dificultad, pasó al noviciado y optó por profesar como Hermano Oblato e hizo sus primeros votos el 25 de abril de 1928 y la oblación perpetua  el 28 de abril de 1935 y así pasa a formar parte de por vida de la familia de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, Congregación a la que siempre demostró un gran cariño.
Era piadoso, afable. Siempre se le veía contento, incluso durante la prisión, animador y servicial. Era muy mañoso, sobre todo en ebanistería, que fue su principal cometido.
En Pozuelo le sorprende la invasión de los milicianos que se adueñan de la casa el 22 de julio de 1936. Es el inicio del Calvario para él y sus hermanos de comunidad. Emprenderá su Viacrucis con ellos, teniendo como estaciones sucesivas la Dirección General de Seguridad, la casa provincial oblata, la clandestinidad en una pensión madrileña, la Cárcel Modelo, San Antón y por fin el Gólgota: Paracuellos del Jarama, 28 de noviembre de 1936. Teyo tenía tan sólo 21 años.
Transcribimos a continuación la “solemne” declaración del maestro de Serviliano y de Eleuterio, D. Genaro Herrero Riero.

martes, 12 de febrero de 2013

Muchas gracias, Santo Padre




La noticia de la renuncia de Benedicto XVI a seguir al frente de la Iglesia en el ministerio “petrino” ha caído como un rayo en un cielo azul. ¡Qué grande eres! decía en su blog el P. Fabio Ciardi. Grandeza de espíritu sobre todo por la motivación que le ha movido para tomar esta valiente e inesperada decisión: “por el bien de la Iglesia”. Hablando con una colega Postuladora decíamos que ya podíamos comenzar a recoger testimonios y documentación con miras a su futura canonización. Benedicto XVI, clarividente, humilde, santo“Lo queremos mucho y lo seguiremos queriendo”, le decía en un mensaje la Directora de un movimiento eclesial muy  importante. Yo quiero hacer mías esas palabras de Maria Voce. Añado otra más: ¡Gracias! Muchas gracias, Santo Padre, por estos ocho fecundos años al servicio de la Iglesia universal. Gracias también y a título particular por haber acogido favorablemente nuestra “súplica” para que la Causa de nuestros Mártires tuviera prioridad, gracias por habernos concedido la gracia de su beatificación en 2011, año jubilar de S. Eugenio de Mazenod. Gracias por las palabras que al día siguiente, domingo 18 de diciembre de 2011, dedicó a los nuevos Beatos en el rezo del Ángelus.

A continuación puede verse la declaración leída por el propio Papa el día 11 de febrero, durante el consistorio en que firmaba los decretos de canonización de varios beatos.

jueves, 7 de febrero de 2013

Estoy dispuesto a morir



Iglesia parroquial de San Julián, Villamor de Órbigo

                
No abandonraré la comiunidad. Estoy dispuesto a morir


Es la respuesta del beato Cecilio Vega Domínguez  en carta a su familia. Cecilio nació el año 1913 en Villamor, pueblo de la ribera del Órbigo, cercano al puente de Paso Honroso, Camino de Santiago, a pocos kilómetros de Santa Marina del Rey, patria chica de otros dos Oblatos Mártires beatificados con él: Juan Antonio Pérez y Marcelino Sánchez
La comunidad parroquial de Villamor, aunque pequeña en número de familias, ha sido fecunda en vocaciones: Pasionistas, Oblatos, Palotinos, Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos, etc. 
Una carta de la maestra del pueblo (que publicamos más abajo) nos ofrece unas pinceladas sobre la infancia de Cecilio. Sabemos además, por testigos familiares, cuál era el clima religioso que se respiraba en familia. Se rezaba a diario el Rosario, incluso en verano,  cuando los “apuros” de las tareas agrícolas aumentaban y las  horas de trabajo y cansancio se multiplicaban. Eran labradores. No se faltaba jamás a Misa y acogían la capillita portátil de la Sagrada Familia, que circulaba de casa en casa entre los  hogares del pueblo que aceptaban recibir esa original visita a domicilio. 
Siendo junior (aspirante) oblato, iba de vacaciones en verano, se ponía incondicionalmente al servicio de la parroquia y ayudaba a sus padres en las labores del campo. Un día le saltó una china al ojo y el párroco le advierte que ya no podrá ser sacerdote. Es toda una tragedia para él. Escribe desolado a los Oblatos y lo tranquilizan asegurándole que esa deficiencia visual no será obstáculo para proseguir su itinerario vocacional.  
En medio de la borrasca antirreligiosa que se cierne contra la Iglesia, su padre, alarmado por la quema de conventos, le escribe  instándole a que regrese a casa donde estaría al seguro. Cecilio, que era ya religioso profeso, le contesta que, pase lo que pase, no abandonará la comunidad oblata y que está dispuesto a morir. Ésta era la actitud de todos sus hermanos de comunidad y de martirio. A la hora de su oblación cruenta Cecilio tenía sólo 23 años. 
En su pueblo natal permanece  su “memoria viva” y crecerá en adelante su devoción, gracias a una talla que le han hecho, que fue bendecida solemnemente por D. Camilo, Obispo de Astorga, y que ahora se puede venerar en un altar lateral de la iglesia parroquial.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Tú serás santo


S. Pedro de la Rua, donde su padre era Sacristán


Beato Gregorio Escobar García

Las primeras vacaciones: El día 22 de junio de 1925 vino a casa. Las vacaciones las pasó en cuidarse de la Iglesia y de casa como si fuese un muchacho de servicio, descansando a su padre como sacristán; y a su madre. No se avergonzaba por nada ni por nadie, cogía la cesta y la lechera y a la compra. Así eran sus vacaciones los años que vino a casa. El único recreo que tenía era andar con la bici y le gustaba mucho.
         El cuarto año de vacaciones, las pasamos amargas, pues Gregorio se encontró con su querida madre enferma de gravedad. El se cuidaba de todo, a todos animaba a prepararnos para el día que Dios nos tenía asignado.
         Gregorio pasaba los días y las noches sentado a la cabecera de su madre, como si fuera ya sacerdote que la preparaba a su querida madre para la hora de la muerte.
         Llegó el día en que Dios la llamó. El día 8 de septiembre de 1928.
         ¡Con qué amo y con qué cariño hablaba a todos para la resignación! ¡Como un santo! por la muerte de su querida madre.
         Razón tenía el pobre anciano al que entregó la limosna en Villatuerta a los 5 años: “tú serás santo”.