miércoles, 28 de mayo de 2014

"Ya no te quieren los frailes"


Por perder un ojo, ¿tendría que renunciar a su vocación? He ahí el dilema de este joven aspirante al sacerdocio. Cecilio Vega Domínguez nació en Villamor, a orillas del Órbigo. Hijo de labradores, no será ni labrador ni pescador de truchas en ese río: el Señor parecía haberle llamado a trabajar en su viña o para hacerlo pescador de hombres allende los mares. Crece en el seno de una gran familia, sencilla y profundamente religiosa. La pérdida de la vista de un ojo es todo un drama, porque ese imprevisto, al parecer del párroco, podía bloquear su ideal misionero, ideal que se verá trocado por el martirio. Cuando s incia la quema de conventos y arrecia la persecución, su padre le invita a volver a casa para evitar la muerte; pero él no se echa atrás y le responde que está dispuesto a morir.


Su hermana Manuela, con más de 80 años, imposibilitada para acudir ante el tribunal diocesano de Madrid, en 1999 hizo una declaración jurada ante el párroco, avalada por el obispado de Astorga, que se puede leer a continuación.