sábado, 29 de agosto de 2015

Miguel Coquelet, 3er. Mártir Oblato de Laos


¿Qué espíritu animaba a los Misioneros Oblatos?
 “Sabían que, al quedarse en Laos, dada la situación y el odio de la guerrilla contra la Iglesia, corrían el riesgo de ser asesinados. Conscientes de esa eventualidad, jamás, subrayo el jamás, dijeron ellos que aceptarían de buen grado abandonar  la misión.
Cada uno de ellos dejaba ver claramente que, por el Evangelio en ese país, ellos se entregaban por entero, que compartían plenamente  los sufrimientos y la miseria de la gente. La Iglesia nace de la Cruz y de sacrificio. Esto vale también para la Iglesia en país de misión”. (Mons. Alejandro Sataccioli o.m.i. Obispo emérito, Vicario Apostólico de Louang Prabang)
         "Mi padre estaba gravemente herido en una pierna; la guerrilla le había disparado. Llamamos al Pedre Coquelet, que vino para curarlo. En mi pueblo no había ni iglesia ni residencia para el sacerdote; así pues se hospedó en nuestra casa y quedó allí algunos días. Pero la herida era muy grave y mi padre tuvo que ser operado después en Phonsavane.  Mientras estaba en nuestra casa vino a llamarlo el catequista de Houey Nhèng: otro enfermo lo necesitaba con urgencia. Inmediatamente el Padre Coquelet agarró su bici para ir a su casa. Dos o tres días más tarde vinieron de  Houey Nhèng, insistiendo que tenían verdadera necesidad de él con toda urgencia. ¡Así pues salió de nuestra casa pero no llegó allá! La gente de mi pueblo comenzaron a buscarlo por todas partes, sin encontrar rastro. Después alguien declaró que había visto unos milicianos que agarraron su bici y la cargaron en un camión militar. Excavando en el lugar indicado, Boun Ma golpeó  la cabeza del Padre con la azada". (Testimonio para el proceso de la Causa de canonización)


El P. Coquelet en bici o con su pequeño caballo, 
visita las aldeas, cura a los enfermos... 
acude a todo grito de auxilio



Luis Leroy, 2º Mártir Oblato de Laos


     
Luis Leroy, 2º Mártir Oblato de Laos

El sábado 15 de abril de 1961, sobre las 17 horas, tropas de la guerrilla entraron en Ban Pha, después de dos o tres días de combate en los alrededores y disparos de artillería. El domingo (2º domingo de Pascua) y el lunes reinó la calma. Los militares recorrían el poblado, y los agentes políticos comenzaron con su propaganda y hacían muchas preguntas respecto al Padre: “¿Tiene relación con los americanos?  ¿Ha ayudado al partido de la derecha, los hmongs?  ¿Hace informes? ¿No tiene una emisora de radio, armas?  Algunos van a echar una ojeada curiosa por la misión, intercambian algunas palabras con el Padre.
El martes 18 de abril por la mañana el Padre Leroy celebra la misa y desayuna, como de costumbre. Hacia las 9.30 unos soldados rodean la misión. Dar órdenes a Anna, la vecina, de llamar al Padre. Ella está en la capilla. Ella sale y va a encontrarse con los jefes, a la puerta de la cerca. Le dicen que han recibido por radio una orden para el Padre para que regrese al centro de la Misión en Xieng Khouang. El Padre responde que él no quiero abandonar a sus cristianos, porque está solo él a Ban Pha para ocuparse de ellos, mientras de en Xieng Khouang ya hay varios Padres.
Entonces le dicen que les entregue el revólver. Responde que no lo tiene y que nunca lo ha tenido, es sacerdote. Quieren cachearlo, él se quita la sotana y la camisa sin hacerse de rogar. En el bolsillo le encuentra el rosario y el pañuelo, es todo. Se reviste y entra en su casa escoltado por dos soldados, quienes revuelven rápidamente la habitación en busca del famoso revólver; entre ellos hablan en vietnamita. Anna se pregunta si el llamado revólver no será la cruz oblata que el Padre lleva en la faja… Finalmente los soldados se retiran con algunas palabras de cortesía.  El Padre entra en la capilla para rezar y le dice a Anna que también ella rece mucho.
No había pasado media hora (11.30) cuando un numeroso grupo de la guerrilla vuelve a casa del Padre Leroy. A los pocos instantes Anna, que está en su propia casa preparando la comida, vio salir a todo el mundo. El Padre cerró puerta y ventanas, mete la llave en el bolsillo y parte delante de cinco o seis soldados: la cabeza descubierta y los pies descalzos, la cruz en la cintura, el breviario bajo el brazo. Al pasar por delante de la casa de Anna, le responde a una pregunta que ella le hace: “Voy a ver al comandante, que me lo ordena”.  Otros soldados se quedan ante la casa y prohíben la entrada.
Hacia las 14 horas vuelven algunos soldados; tienen la llave y responden a Anna que les pregunta dónde está el Padre: “Se fue  Xieng Khouang; venimos a hacer el inventario poner en orden sus cosas.”
Al anochecer, hacia las 20 horas, reúnen la gente del pueblo para una Khosana – una sesión de propaganda. “El Padre no ha sido ejecutado, por más que sea un espía y un traidor. Es malo. Lo llevaron a Xieng Khouang; más tarde vendrá otro, mejor, a remplazarlo.”
Dos o tres días después, el pillaje total de la misión por parte de los soldados de la guerrilla: destruyen las imágenes, queman todo aquello que no pueden llevarse.
El día de la captura del Padre Roy una mujer de Ban Pha Teu vio pasar al Padre, rodeado de soldados, por el arrozal vecino al pueblo. Poco después oyó varios disparos y pensó que habían matado al Padre no lejos del bosque. Por la tarde, un grupo de mujeres del mismo pueblo, yendo a buscar leña para el fuego, se toparon con soldados que las echaron atrás. Ellas, aterrorizadas,  regresaron a casa a toda prisa. Pocos días después descubrieron en el bosque, en el mismo lugar, una tumba reciente, a la que quisieron darle un aspecto de antigua cubriéndola con ramas y hojas secas por encima. Se comenta que el Padre está enterrado allí, y ya nadie se atreve a acercarse.
Escrito por el P. Roland Jacques, traducción de Joaquín Martínez Vega.

El P. Leroy en gira apostólica

miércoles, 26 de agosto de 2015

Mario Borzaga, primer Mártir Oblato de Laos



Comenzamos una serie de semblanzas de los Mártires Oblatos de Laos. Irán apareciendo, por orden cronológico de su martirio, en la medida que avance la traducción en español. Hoy toca el turno al 1º: el Siervo de Dios y pronto Beato Mario Borzaga

martes, 25 de agosto de 2015

Protomártires de Laos


LOS PRIMEROS TESTIGOS DE LA IGLESIA DE LAOS
LOS MISIONEROS OBLATOS DE MARIA INMACULADA
Y SUS COMPAÑEROS LAOSIANOS

Ante la inminencia de la beatificación de estos 17 Protomártires de Laos, el P. Roland Jacques, o.m.i., Postulador de la Causa, ha publicado unas semblanzas (“Notas biográficas”) de cada uno de ellos. Las iré traduciendo, al menos las de los 6 Oblatos, y las iré publicando por entregas.
En este primer capítulo, van los nombres, fecha y lugar de nacimiento y lugar y fecha del martirio de todos y cada uno de los 17. Me tomo la libertad de resaltar en rojo los OMI.  Pincha y verás:

martes, 4 de agosto de 2015

Boletín nº 26



El último número del Boletín de los Mártires Oblatos (nº 26, mayo-junio 2015), salió de imprenta ya hace un par de meses. Sin embargo, por algunos imprevistos, aún sigue bloqueado en la Casa Martirial de Pozuelo, que se encarga de su expedición. La intención era que hubiese llegado a manos de los suscriptores (como me llegó a mí a Roma) antes de las vacaciones veraniegas. Espero les llegue antes de septiembre.
Para los legítimamente impacientes adelantamos aquí su contenido, en el cual pueden ver el icono de Los Mártires del Siglo XX en una iglesia de Madrid: 
http://martiresomimadrid.blogspot.it/2015/04/algunos-martires-de-madrid-suben-un.html y la última entrega de El Calvario del Escolasticado de Pozuelo, relato martirial de primera clase y testimonio vivencial del P. Delfín Monje Cuevas, OMI, quien, excepto la muerte cruenta, vivió en primera persona todo el largo Viacrucis de nuestro Mártires. Se puede leer TODO en este Blog pinchando en la cabecera P.Monje.

Existe un folleto impreso. Se puede pedir a la Casa Martirial de Pozuelo, Avenida Juan Pablo II 45 (calle Mártires Oblatos 4), 28224 Pozuelo, Madrid. Teléf. 91 352 34 16. Se lo enviarán gratis.

Texto del Boletín nº 26, hacer clic quí, en Más información:

lunes, 3 de agosto de 2015

Villaverde celebra a sus Mártires



CELEBRACIÓN DE LA FIESTA DE LOS BEATOS MÁRTIRES 
JUSTO GONZÁLEZ Y PASCUAL ALÁEZ




Un año más, el último domingo de julio, se  ha celebrado  la fiesta del “dies natalis” de nuestros beatos mártires Justo y Pascual en Villaverde de Arcayos (León), su pueblo natal.  Su martirio, como es bien sabido, ocurrió el 24 de julio de 1936, en las primeras horas de la madrugada, a los dos días de haber sido detenidos y retenidos en lo que era el seminario mayor de los Oblatos en Pozuelo de Alarcón con sus superiores, profesores y compañeros, junto con un padre de familia.
El acto consistió en la “Misa de los Mártires”, celebrada a la misma hora de la misa parroquial. Asistieron unas 120 personas. Presidió un año más el P. Aladino Garmón omi y le acompañó un padre agustino del Colegio Valdeluz de Madrid.  En la homilía el  P. Aladino “resaltó la fe de nuestros beatos;  una fe confesada y rubricada con su martirio. Y una misma fe de los que fueron feligreses de este pueblo y ya descansan en el Señor. Ellos, tantos y tantas, también han confesado y rubricado su fe con una vida cristiana sencilla y sincera. Una  fe,  igualmente, a la que todos estamos invitados a vivir y confesar con nuestra vida. Que nuestros mártires nos ayuden.
Al final de la Eucaristía el P. Aladino animó a tener un recuerdo “comunitario” de nuestros Mártires cada último domingo de mes;  por ejemplo, cantando el himno a nuestros beatos al final de la Misa, o rezando la oración que solemos rezarles, o simplemente un  Padre nuestro con la invocación “Mártires de Cristo Justo y Pascual, rogad por nosotros”.
Como acto final, puesta en pie toda la asamblea, rezamos juntos la oración a nuestros Mártires y todos cantamos el himno : “Honor y victoria…ya se oye en los cielos cantos de victoria, los nombres benditos de Justo y Pascual…”.  
Alguna de los asistentes confesó: ¡Que se había emocionado…!