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La Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, y todos los miembros de la familia oblata, queremos dejar patente nuestra gratitud, en primer lugar, a Dios por dignarse glorificar a estos nuestros hermanos. Así mismo queremos dar las más sentidas gracias al Santo Padre y a su Delegado, aquí presente, el Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, Su Eminencia el Cardenal Angelo Amato,  por haber acogido favo- rablemente nuestra súplica de poder celebrar esta Beatificación en el transcurso de este año  2011, año jubilar oblato, en el cual conmemoramos el 150 aniversario de la muerte de San Eugenio de Mazenod, nuestro padre y fundador, así como los 200 años de su ordenación sacerdotal.
Nuestra gratitud se extiende también al Arzobispo de Madrid, el Cardenal Antonio María Rouco Varela, y a toda su Archidiócesis por habernos permitido iniciar aquí la Causa de nuestros Mártires  y por acogernos hoy en esta grandiosa catedral de Santa María la Real de la Almudena para celebrar la  Beatificación. Muchas gracias.
Queremos agradecer la presencia del Cardenal Don Antonio Cañizares, por haber venido expresamente desde Roma y por el afecto que profesa a nuestra familia religiosa.
 Consideramos un gran honor tener entre nosotros al Señor Nuncio de Su Santidad en España, Monseñor Renzo Fratini, y apro-vechamos para agradecerle su colaboración en la acogida del Delegado del Papa.
Gracias a todos los Arzobispos y Obispos aquí presentes. Me perdonen de ante mano si olvido algún nombre; pero quisiera nombrar en primer lugar a los Ordinarios de las diócesis de origen de nuestros Mártires y agradecerles su apoyo a nuestra súplica en la que se pedía a la Santa Sede la gracia de poder celebrar esta beatificación en este año jubilar oblato.
Gracias a:
Monseñor  Camilo Lorenzo Iglesias, Obispo de Astorga, de cuya diócesis proceden tres de los Mártires beatificados.
Monseñor Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos, con un Mártir.
Monseñor Julián López Martín, Obispo de León, de cuya diócesis procede el grupo más numeroso: 10 Mártires.
Monseñor Gerardo Melgar Viciosa, Obispo de Osma-Soria, donde nació  el Padre Francisco Esteban, Provincial de España, que encabeza el grupo.
Monseñor Esteban Escudero Torres, Obispo de Palencia, de donde proceden dos Mártires.
Monseñor Francisco Pérez González, Arzobispo de Pamplona, con otros dos.

Monseñor Vicente Jiménez  Zamora, Obispo de Santander, de donde procede uno.
Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo, de donde procede otro.
Monseñor Carlos Osoro Sierra, Arzobispo de Valencia, donde nació el padre de familia “asociado” a los Mártires Oblatos.
Monseñor Ricardo Blázquez Pérez, Arzobispo de Valladolid, donde nació otro de los 23 Mártires.
 
Así mismo agradecemos de corazón la presencia de los demás Prelados:

Los Obispos Auxiliares de Madrid:
Mons. Fidel Herráez Vegas, Mons. César-Augusto Franco Martínez,  y Mons. Juan-Antonio Martínez Camino.
 
Del mismo modo agradecemos su adhesión entusiasta a Mons.  Juan Antonio Reig Plà, Obispo de Alcalá de Henares, en cuya diócesis fueron martirizados 15 de nuestros Beatos y en cuya tierra descansan sus cuerpos  hasta la resurrección de los justos.
Mons. Joaquín Mª López de Andújar y Cánovas del Castillo, Obispo de Getafe. Mons. Jesús-Esteban Catalá Ibáñez, Obispo de Málaga, donde ejercen su ministerio los Oblatos desde hace más de sesenta años. Mons. Rafael Zornoza Boy, Obispo de Cádiz, a donde han ido más recientemente.
Permítanme mencionar a dos Obispos Oblatos aquí presentes, que representan a los 45 Prelados Oblatos esparcidos por el mundo: un Cardenal y varios Arzobispos y Obispos   que trabajan por la extensión de Reino de Dios en Europa,  África, Asía y América. Todos ellos están bien representados aquí por Mons. Miguel Pfeifer, Obispo de San Ángelo, Texas, y Mons. Ramiro Díaz Sánchez, Obispo emérito del Vicariato Apostólico de Machiques, en Venezuela, nacido en una parroquia de donde proceden dos Mártires y a los cuales atribuye la gracia de su vocación oblata.
Agradecemos la presencia del Reverendo Padre Elías Royón, de la Compañía de Jesús, que en calidad de Presidente Nacional de la Conferencia de Religiosos y Religiosas, representa a todas las personas consagradas de España.  Los veintidós Mártires Oblatos tenían esa misma carta de ciudadanía en la Iglesia.
Muchas gracias a todos los Sacerdotes,  religiosos y religiosas que nos acompañan y a todos los fieles, especialmente, a los familiares de los Mártires: hermanos, sobrinos e incluso un hijo y numerosos nietos del padre de familia Cándido Castán.  ¡Que santo orgullo debe ser tener un familiar Mártir,  ya beatificado! ¡Enhorabuena!
Saludo también a los miembros de mi familia religiosa,  proce- dentes de diversos países, que representan a más de 4.000  Misioneros Oblatos de María Inmaculada, que se consagran a la evangelización en 68 países por los cinco continentes.
Gracias, en fin, a cuantos han colaborado generosa y desin- teresadamente para que esta celebración se haya podido celebrar con tanto esplendor.
San Eugenio de Mazenod, nuestro Fundador, un “apasionado de Jesucristo e incondicional de la Iglesia” (como lo definió certe- ramente Pablo VI), cuyo 150 aniversario de su “dies natalis” celebramos, repetía a menudo una trilogía que le era muy querida:
La Gloria de Dios, el servicio a la Iglesia y la salvación de los hombres.  Que esta beatificación sirva para eso mismo:  para mayor gloria de Dios, para servir y dar esplendor a la Iglesia, Esposa de Cristo, y  para la santificación de las almas.
¡Muchas gracias a todos!   
                                            Luis Lougen OMI, Superior General

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